Tomando como punto de partida dicha frase, de forma temeraria y casi audaz, osaré en ésta oportunidad introducirme en un tema en el que alguno de los que lea esto puede discrepar, o con todo derecho no concordar, y hasta tal vez se sienta más capacitado para opinar, pero no por eso voy a limitar mi permanente deseo interior de analizar las cuestiones que me afectan de forma directa, mediante la abstracción, la exteriorización y el intercambio, con una postura crítica y constructiva como forma de llegar a una síntesis -al menos transitoria, porque la dinámica del tiempo también me puede llevar a cambiar de idea- de que significa el arte, sin perjuicio de los paradigmas que se nos transmiten como absolutos o dominantes.
Si la capacidad de expresar nuestras emociones, si la exteriorización de nuestra estado espiritual, son innatas y pueden incluso trascender nuestra existencia física -como lo demuestran las pinturas rupestres, las esculturas de la antigüedad y toda la arquitectura originaria de nuestras civilizaciones- por que limitar nuestras posibilidades de exteriorizarlas por medio de las artes de forma satisfactoria? No es acaso esa una postura castrante, restrictiva del deseo y la libertad de expresión de los otros?
Determinar que “es arte” solo lo que es premiado por algún jurado en un concurso o salón, motivados vaya uno a saber porque causa; o catalogar de “Obra de Arte” lo que se vende a mejor precio en una galería de renombre o prestigio, solo por que el artista pagó muy bien para que su obra sea comercializada en el mercado, eso es ARTE?
No es esto a caso degradante del propio artista y de todos los otros que son dejados de lado porque no pueden tener la misma visibilidad y oportunidad de compartir con nosotros lo que crean y hacen con todo su ser? No es tan soberbio y castrante cuanto lo es el sistema educativo formal, que evalúa numéricamente la capacidad de los individuos para establecer su capacidad o inteligencia?
Son innumerables los ejemplos en el que ambos sistemas de mediación se han equivocado, cuantos en su momento no fueron exitosos en “el mundo” establecido del arte y con el pasar de los años “los Van Gogh`s” han trascendido todas las corrientes y han sido determinantes para quienes practican el arte de la pintura como para los que solo admiran su expresión artística.
Cuantos científicos han cambiado el mundo con sus invenciones y descubrimientos a pesar de haber sido considerados, deficientes, anormales o incapaces por la educación formal de su época?
Entre tanto, “artistas” son creados en Facultades, Escuelas y Atelieres de Arte por el solo hecho de reproducir lo que se quiere que ellos reproduzcan, sin importar en qué situación están o que sienten a la hora de querer expresarse por medio de las artes, la soberbia de algunos y el elitismo de otros continua reproduciendo un sistema de sometimiento, castración, limitación y discapacidad creativa -al precio de desplazar y dejar de lado a otros con verdadera capacidad o don para exteriorizar sus sentimientos y estado espiritual- con el único fin de crear elementos que les den a ganar unos dólares más, que justifique su efímera existencia en un mundo donde cada día alguna gente procura ser libre y menos estructurada.
Si lo que de verdad nos importa es EL ARTE, facilitar la posibilidad de ser libres por medio de una expresión artística, ver seres más felices, personas más capaces y desarrolladas, sin caer en la popularización de las artes, sin sobrevalorar lo que crean los marginales sociales -por el solo hecho de estar en tal situación- pero ayudándoles a superar un nivel más, empecemos a valorar en su justa medida lo que crean sin esa desenfrenada necesidad de considerar cualquier cosa como arte con tal de poder comercializar al arte y al artista por la dimensión económico-financiera que ello pueda representar.
Valoremos las creaciones artísticas de forma individual, porque lo que le causa placer a todos no tiene porque ser parte de nuestras vidas, apreciemos las obras por lo que ellas significan para nosotros y no por lo que su creador “es” a los ojos de los demás, por su nivel económico o de estudio, disfrutemos del arte por su armonía, por su colorido, por su luz, por su cualidad, sabiendo y recordando que todos somos distintos y de la misma forma son nuestras capacidades de crear y exteriorizar nuestro interior más profundo a la hora de crear.
De lo contrario, iremos desapareciendo poco a poco como especie, continuaremos reproduciendo un sistema de castas, de pocos iluminados, de confrontación y frustración personal, sacando lo más bajo de nosotros, llenándonos de odio y rencor, sin libertad ni capacidad creativa, porque el dinero o la gloria no nos librará de la muerte …
Richar Enry
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