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sexta-feira, 24 de abril de 2020

ENTRE EL USO DEL TAPABOCAS Y AL INSEGURIDAD, EL QUILERO

Este es el momento de crear fuentes de trabajo

    Una discusión pública ha estado candente en estos días y se refiere al uso de una medida preventiva de salud, que mágicamente ha sido relacionada a la variación en el indice de delitos a comercios, como si el uso de capucha, casco, un paño cualquiera o nada en su rostro no fuera suficiente para que quien desea delinquir lo haga, aun a expensas de quedar filmado y registrado por las cámaras, Como si ya no fuera suficiente desconfiar de todo el que ingresa a un comercio a juzgar por la apariencia, ¿ahora también deberíamos empezar a desconfiar de todo quien se protege con un tapabocas?.
    Este tipo de generalizaciones me llevó a un pasado reciente, donde el ex Presidente de la República expresaba :”hay una manga de delincuentes que traen gasoil de la frontera”, desconociendo y negando, no solo que una gran mayoría de los productores de la frontera produce o sobrevive gracias al consumo de ese combustible más barato, sino que además, sería imposible la existencia de un país productivo, de un Uruguay profundo que le dé vida a una gran parte de la población, si no fuera por el consumo de mercaderías ingresadas de contrabando.
    No pretendo hacer apología del delito, ni justificar a los grandes contrabandistas que ingresan sus contenedores por el puerto -entre las 22:00 y las 06:00 de la mañana sin la lectura del escáner-, o a los que ingresan camiones por las rutas, pero luego se vuelven “empresarios” y se vinculan a partidos políticos impulsando candidaturas legislativas para combatir a los que hacen lo mismo que ellos pero a menor escala. En estas líneas quiero referirme a los que fueron y van, desde antes de que se fundara la patria, a los que traen unas mercaderías o bienes de consumo que les den un mínimo de ganancia y que les permita generarse un ingreso para volver al otro día y así satisfacer sus necesidades y las de sus familias.
    No es secreto que desde el origen de la palabra contra-bando (ir contra los bandos o normas impuestas por la Corona Epañola a sus Colonias, por ejemplo, para no comercializar con los pobladores de las tierras de la Corona Portuguesa) se entendía que había una desobediencia, una rebeldía o una negación al cumplimiento de una norma, pero también sabían que desde el momento en que se establece una línea demarcatória, un límite o una frontera, en ese entorno se generan diversos modos de vida que van a buscar subsistir ante la prohibición. Del mismo modo, los ladrones, asaltantes o rapiñeros, van a mutar, se van a mimetizar y transformar, pero no dejaran de hacer lo que hacen, porque los límites humanos impuestos no impiden a las personas de actuar como actúan, por necesidad o voluntad.
    En conclusión, debemos dejar de pensar y actuar de forma reactiva, corriendo detrás de los problemas o posibles conflictos que surgen por las normas jurídicas que se crean y condicionan el accionar de las personas, y empecemos a pensar de forma preventiva, proactiva, adelantándonos a los conflictos, analizando los porque nos preocupa tanto que una horda de delincuentes salga a saquear supermercados con tapabocas, golpeando o matando personas, y no nos importa "el quilero" que sale a ganarse el pan, incluso a costa de su propia vida, pero es tratado por la norma penal de la misma forma, generemos fuentes de trabajo, liberemos las barreras arancelarias discutamos otras formas de importación que le permitan a estos sacrificados emprendedores trabajar legalmente con dignidad y honestidad para sustentar sus familias.


Richar Enry

#quileros #contrabandistas

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